Capitalismo para Lorena


Lorena, mi nuera, vino de España para la boda de Juan Pablo con Julissa. Felicitaciones para los tres; para Pablo y Cristina, los consuegros; Laura, la hermana y Carmencita, la bellísima abuela. Lorena es médico, pero viviendo en España hoy es muy difícil no preocuparse por la economía, el empleo, Keynes y, sobre todo… ¡el futuro del Capitalismo! Y, a quemarropa, la discusión estalla: «pero ¿cómo vas a decirme, querido suegro, que la crisis de 1929 se superó incorporándole a la Economía de Mercado, la Política Económica y la preocupación por Lo Social; y que, ahora, ante esta nueva amenaza, la única salida es que el Mercado asuma plenamente la dimensión de Lo Moral. ¿Cómo vas a convencerme de que la única salida para este lío es que los capitalistas incorporen en su modelo económico los principios éticos? Y la bella galeno (¿o galena?) concluyó contundente: «Si eso es así, estamos fritos. Porque yo no me imagino a las grandes transnacionales, ávidas de ganancias, convertidas en hermanitas de la caridad. A ver, dilecto padre de este caballero que está aquí, a mi lado, convénzame de lo contrario».

Okey, chama, no es fácil confrontar tu vivacidad e inteligencia, ni se trata de que los capitalistas «explotadores» se vayan a convertir en bondadosas Teresas de Calcuta, pero intentémoslo.

Lo primero que hay que tener muy claro, si queremos afrontar el asunto, Lore, es que -igualito que ante el Crash de 1929- no se trata de una simple crisis del Capitalismo o de la Economía; que no se trata, ni remotamente, de desajustes financieros o inmobiliarios; ni tampoco de la irrupción abrupta de China en los mercados mundiales; se trata de una crisis global de la Civilización Occidental, de una pérdida profunda y radical de los fundamentos que por más de 2 milenios la sustentaron: las creencias ingenuas de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel… ¡¡y el Cristianismo medieval!! Es todo eso lo que está en juego. Igual que hace 80 años, cuando se incubó la II Guerra Mundial, que casi acaba con Occidente. Ahora, por la vía de una anarquía total, por todo lo que está ocurriendo en el mundo islámico, en México, con el terrorismo y el narcotráfico, una tragedia que podría terminar en una pérdida radical de la noción misma del Derecho, que tanto le costó a la Humanidad.

Este es, Lore, el telón de fondo contra el que hay que confrontar la posibilidad de que los capitalistas y, más concretamente, las grandes transnacionales, ¡¡se vean obligadas a asumir el problema moral!! No por una vía específicamente moral, no porque desde sus entrañas, bellamente, les brote la esfera de la Ética, sino porque las presiones que la realidad ejerce les impongan la necesidad de asumirla. Poco a poco se irá haciendo más y más evidente que la única forma de sobrevivir -así como hace 80 años, repito, fue asumir la Esfera de Lo Social- ahora será la necesidad de asumir la Esfera de Lo Moral.

Pero, afortunadamente, no todo será compulsión, necesidad y obligación; la quiebra radical de la Filosofía Occidental está imponiendo la necesidad de plantear seriamente una nueva comprensión de Lo Humano y, sobre todo, una comprensión fascinante de nuestras posibilidades de influir, aunque sea mínimamente, sobre lo que somos, es decir, sobre nuestra Manera de Ser; y el Capital Transnacional descubrirá muy pronto -no te quepa la menor duda- que no somos Animales Racionales, como creyó Aristóteles, sino «Pura Posibilidad de Ser», como, descubrió Heidegger. El capitalista, chama, es un Ser Humano con las mismas posibilidades de desarrollo espiritual que cualquier otro.

Publicado por Emeterio en El Universal el 1 de mayo de 2011.

3 pensamientos en “Capitalismo para Lorena

  1. José R dice:

    Nueva Moral y Ética: la independencia ciudadana.
    La crisis no es sólo de Occidente Profesor, es de la humanidad toda. Se trata de la confrontación entre civilización y atraso, que siempre ha acompañado a la existencia humana, que se agudiza con el progreso porque la brecha entre ambos bandos se hace cada vez mayor. Pero el dilema de Ser o no Ser siempre ha ocupado la razón de la civilidad por haber acumulado mayor conocimientos.
    El humano civilizado y organizado en sociedades, intuye y comprende el peligro que corre la civilización con el crecimiento de las necesidades y la agresividad de la barbarie. Así mismo, se reconoce que la única arma para confrontarla es la educación, pero las diferencias biológicas de los humanos lo ha impedido. No nos atrevemos a reconocerlo en público, y evadimos responsabilidades al decir que no se abren suficientes oportunidades, cuando lo que tenemos que reconocer es que debe haber muchos niveles de aprendizaje para que cada humano se pueda insertar en la sociedad según sus capacidades intelectuales y hasta físicas.
    Al no querer enfrentar el verdadero problema, nos distraemos ocupándonos de sus consecuencias: la pobreza. Lo que hacemos con eso es darles armas a los Gobiernos populistas para justificar la ineficiencia de su verdadera misión. Ni los Estados, ni mucho menos las Empresas podrán resolver el problema de las desigualdades sociales.
    Rehuimos al verdadero debate porque no queremos aparecernos como los “malos de la partida”, queriendo responsabilizar a otros de la Moral (a la Empresa, a los empresarios, al ¡Capitalismo!!) que pertenece a toda la civilización humana. ¿El progreso es amoral?, ¿desear mayor grado de bienestar es amoral? ¿Renunciar a ese estado y regresar a la época de las cavernas es la solución?
    O renunciamos a la civilización alcanzada o afrontamos la Moral de las desigualdades. Afrontar la realidad de la civilización actual es responsabilidad de todos. El Mercado, la Administración de la Empresa, el Capitalismo y los Estados de Derecho son los mecanismos más idóneos que ha encontrado la humanidad para compartir su civilidad racional. Occidente se adelantó a ese estado de bienestar, pero todas las sociedades de los otros continentes se miran en ese espejo y hacen esfuerzos para disfrutar también del mismo estado. Ahora lo que nos toca es reconocer las desigualdades, establecer los principios de esa Moral, y que cada ciudadano practique la ética de inserción y de la movilidad social.
    No “se trata de una crisis global de la Civilización Occidental, de una pérdida profunda y radical de los fundamentos que por más de 2 milenios la sustentaron: las creencias ingenuas de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Hegel… ¡¡y el Cristianismo medieval!!”
    De lo que se trata es de la pérdida del impulso civilizatorio de la humanidad. Es la relación de Independencia que requiere el ciudadano respecto al Estado. Se trata del Poder que el Estado ejerce sobre el ciudadano. Se trata de que el ciudadano haya quedado solo e indefenso frente al abuso del Estado y de otras organizaciones sociales. Se trata de que el ciudadano no haya superado el carácter de súbdito. Se trata de que los DDHH sean una declaración bondadosa, no forma parte de la Moral Ciudadana.

  2. evalu suarez dice:

    Profesor y Maestro Emeterio, me llena de tanta admiracion y respeto, ver como su cruzada «evangelizadora» quiero decir con este termino, que usted no desiste de informar, ensenar al comun de la gente, que la unica salida que tenemos en el mundo entero, occidental y oriente, es el mercado y el capitalismo. Que la unica manera conocida hasta ahora para crear prosperidad es el capitalismo. Sigo sus escritos con mucha atencion, le deseo mucha vida y felicidad para que asi contemos con su sabiduria

  3. francisco dominguez dice:

    hola Dr. emeterio es un honor para mi saludarlo, me he preguntado si nunca ha pensado por pura posibilidad ser; ser el presidente de esta maltrada y mal querida venezuela? con su tesis del capitalismo solidario en la cual creo fervientemente y tengo fe en ella y la veo como la salida a esta tragicomedia llamada socialismo del siglo XXI.

    muy atentamente

    Francisco Dominguez

Deja un comentario