La Biblioteca de Emeterio Gomez


Giambattista Bodoni es un librero anticuario milanés que tras sufrir un accidente cardiovascular cae en estado de coma, una vez que despierta se da cuenta de que ha perdido la memoria. Pero no la memoria que le permite recordar cualquier cita de los libros que ha leído, ni coordinar ideas, ni reflexionar sobre algún personaje histórico como Napoleón o San Agustín, sino la memoria vinculada a las emociones, la memoria vinculada a su yo. Giambattista Bodoni no sabe cuál es su nombre. Su adorable esposa Paola, le sugiere que se retiren a la casa de campo en Solara para que entre libros, revistas, periódicos, películas, tebeos, que guarda en esa casa, logre reconstruir la memoria que ha quedado suspendida “como una niebla gris” en su recuerdo. La historia de Yambo (como le dicen los más cercanos al librero Bodoni) es la que narra Umberto Eco en la novela La misteriosa llama de la reina Loana, en la que el protagonista constantemente cita las lecturas que ha realizado a lo largo de su vida mientras intenta reconstruir su memoria, y Eco intenta narrar la historia del siglo XX como correlato. Esta historia es la que me asalta el recuerdo de inmediato cuando termino la visita que hice a la casa (y a la biblioteca) de un viejo amigo y admirado profesor: Emeterio Gómez. Hace unos meses, el filósofo sufrió una caída debido a un accidente cardiovascular, golpeándose el cráneo dramáticamente. Como Giambattista Bodoni y la niebla gris, Emeterio, intenta –en un impresionante ejercicio de memoria– reconstruir esas instancias que han quedado nebulosamente escondidas. Fanny, quien me hizo recordar de inmediato a Paola, la esposa de Yambo, es quien hace posible este encuentro postergado. Pero es también quien hace posible que la recuperación de Eme sea un proceso fascinante. En ese proceso, parecido al de Yambo, los libros y las lecturas son fundamentales para que la mente brillante de Eme reconstruya lo que la memoria ha dejado engavetado.

La biblioteca de novelas

Si Emeterio no hubiese ido dejando atrás muchos libros, no cabríamos en este apartamento, comenta Fanny, mientras Eme y yo nos sentamos al frente de la biblioteca por la que los años y la vida lo han decantado. Y es que los libros, las letras, han sido inseparables en la vida de quien ha sido un activista político e intelectual de vida pública en la historia del país. Recuerdo que siempre fui, cuando chamo, lector de novelas, llegué a escribirle una carta a Rómulo Gallegos para que me enviara un ejemplar de Doña Bárbara, porque no tenía dinero para comprarla, comenta Eme sorprendido aún de que el escritor y ex presidente de la República, no solo le respondiese la misiva sino que le enviara toda la obra dedicada, ¡cómo iba a esperar aquello, un joven de un pueblo olvidado de Margarita, que el propio Gallegos me iba a responder! Me devoré Gallegos completo, coño creía que era el mejor escritor del mundo, me comenta entre risas.

Así que desde muy temprana edad Eme manoseaba libros. Leyó el boom latinoamericano con fruición, primero a Vargas Llosa, luego a García Márquez, algo de Carpentier, y a Onetti, Donoso, Rulfo, pero a quien leyó mucho, antes del boom y antes del Nobel, fue a Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz, Señor Presidente, Leyendas de Guatemala, las recuerda con afecto y admiración. En aquella provincia las letras me llegaban a través de los amigos de mi padre, también de nombre Emeterio, y a cuya modesta biblioteca, dedicada por entero al costumbrismo y criollismo, yo tenía acceso; mi padre fue decimista. Me dice esto como esperando que le comente algo, pero es que yo no sé que es ser decimista le digo de inmediato, lejanamente pienso en las décimas pero no lo sé Eme. El RAE en la séptima acepción señala: Combinación métrica de diez versos octosílabos, de los cuales, por regla general, rima el primero con el cuarto y el quinto; el segundo, con el tercero; el sexto, con el séptimo y el último, y el octavo, con el noveno. Admite punto final o dos puntos después del cuarto verso, y no los admite después del quinto. Y de pronto, Eme recita “Nadie porque se vea en alto / debe ostentación hacer / en lo alto nace una palma y baja al suelo a barrer.” Algo de estos versos advierte Emeterio en la forma en que lee a los autores que la tradición, la academia, u otra instancia han consolidado, y que tantas polémicas ha causado.

La biblioteca económica

Cuando estaba en El tigre, porque a mi padre lo contratan las petroleras, tuve que decidir terminar el bachillerato en Mérida, me dice Eme cuando le pregunto por sus lecturas económicas, y la biblioteca de economía que me dice Fanny pasó por las manos de Emeterio hace ya mucho años. Y es que estando en Mérida termina el quinto año de bachillerato por una razón exclusivamente de recursos, allá no era costoso. Serán las corrientes izquierdistas las que lo llevarán a la UCV, a la escuela de Economía y a las revueltas de la guerrilla, de la que estuvo muy cerca. En ese tiempo, la idea de una biblioteca personal no existía, porque los libros, las lecturas pasaban de mano en mano, de discusión en discusión, el ambiente de revueltas era la biblioteca, me comenta Emeterio ante mi insistencia por preguntarle de dónde le llegaban los libros que caían en sus manos. Viví en las llamadas residencias “ñángaras” cuando era estudiante, cuenta Eme con simpatía, y por ahí pasaban los guerrilleros, no fui a la guerrilla por cobarde, afortunadamente, por poco me voy al monte, comenta entre risas. Esa franca relación consigo mismo y con la realidad ha hecho que Eme se enfrente a los libros de una manera pugilística, le gusta hincarle el hueso a los libros, con la pasión de la lucidez que aún lo acompaña.

Los libros de aquel entonces tenían sangre soviética. Así se templó el acero, de Alexandr Nikoláievich Ostrovski, el dramaturgo y novelista ruso del siglo XIX, fue importante para Eme; pero los manuales de la Unión Soviética eran los que pasaban por nuestras manos, me comenta al descubrir que están ahí, en el recuerdo, el manual del materialismo histórico, el manual del materialismo dialéctico, manual de marxismo-leninismo, todos provenían de la Academia de las Ciencias de la URSS; hasta que llegué a El Capital de Marx, que me leí de «de pe a pa», dice Eme, emocionado, porque le pregunto por ese momento en el que él rompe radicalmente con las ideas marxistas. Aprovecho la mención de El Capital para hacerlo porque creo que puedo animarlo a seguir recordando esas bibliotecas que se fueron quedando en el camino, entre mudanzas, purgas y limpiezas, giros violentos a medida que se desencantaba maravillado al descubrir flaquezas, engaños, fragilidades en las tesis de los pensadores, donaciones y algunas cajas que todavía están guardadas, como asemejando los vericuetos de la memoria, a los que poco a poco, como el librero anticuario Yambo, de la novela de Eco, surgen del insondable e inescrutable misterio de la mente.

¡Coño, yo llegué a dar justo con la mentira que es la tesis marxista! Dice Eme, entrecerrando los ojos y apretando los puños como quien todavía ve muy claramente el engaño de toda revolución. Cuando leí El Capital, al que dediqué años de mi vida, descubrí que el propio Marx no había sido engañado por el marxismo, estaba consciente de la propia estafa. Fanny me comenta que conoce muy pocas personas que se hayan leído El Capital completamente, Eme interrumpe para decir que sabe muy bien que Carlos Blanco lo hizo, fue mi alumno, a Marx lo leí hasta el hueso, y una vez que fui profesor en la Escuela de Economía de la UCV y que en parte impulsé el estudio de El Capital, lo enfrenté con otra lectura clave para mí, lo enfrenté a John Maynard Keynes. Y le pregunto, ¿quién ganó Eme?, y me contesta, Keynes, por unanimidad, entre risas. Otros autores de aquellos tiempos, que llenaron esa biblioteca de la que fui saliendo, al mejor estilo de las purgas estalinistas, fueron Gramsci, Coletti, luego vendrían Ricardo, y mucho más adelante Hayek, y otros, cuando fundé junto a colegas Cedice.

La biblioteca filosófica

Pero hay libros de los que no se desprende Eme. En el estudio donde está la biblioteca especializada en filosofía, guardados en un clóset que es también una biblioteca, se encuentran títulos de aquellos tiempos, que como una sección de la memoria, a veces se abre para mostrar quiénes fuimos y cómo llegamos a ser quienes somos ahora. Fanny abre las dos puertas y deja ver La tercera vía, de Anthony Giddens, Socialismo, de Ludwig von Mises, Más allá del Capital, de Iván Mészáros, La riqueza de las naciones, de Adam Smith, Libertad o capitalismo, de Ulrich Beck, La miseria del historicismo, y Conocimiento objetivo, ambos títulos de Karl Popper, y entre otros, los tres tomos de El Capital, de Karl Marx.

Hemos tenido que ir recordando las otras bibliotecas para poder tener una idea de cómo esta biblioteca dedicada a la filosofía es la que Eme sigue ordenando y visitando todos los días, desde madrugada hasta altas horas de la noche, porque Eme sigue leyendo de esa manera voraz, luchadora, con la lucidez para enfrentar las ideas ajenas y proponer las propias. Una biblioteca que se encuentra en una habitación cuya ventana deja ver al Ávila imponente, y en donde los libros están alrededor, del piso hasta el techo. La biblioteca, el mueble, es danés, y en realidad son tres pequeñas bibliotecas unidas y que conforman una suerte tablero de crucigrama, porque los entrepaños son cuadrados, que cubre una de las paredes de largo a largo, y Eme ha evitado la doble fila, ¡coño sí, muchas veces prefería comprar de nuevo el libro que buscarlo! me comenta como aliviado de que eso ya no le pase, y entre risas me dice Fanny, ya eso no puede hacerse, ¿dónde conseguir de nuevo los libros que atesora Eme hoy en día? Lamentablemente, le digo a Eme, que cualquier biblioteca personal, que ha sido cuidada y cultivada con gusto y sensatez, es mucho más atractiva que cualquier librería del país.

El orden que Eme va redescubriendo y ordenando en su biblioteca, a la par de como va redescubriendo y reordenando lo que aquella «niebla gris» cubre sobre la memoria, de la manera que hace Eco con Yambo y la historia de Europa, es un orden de obsesiones intelectuales, que agrupa por autores que lo apasionan y a su vez lo enfurecen, desde las obras completas de Platón y Aristóteles, toda la obra de Zubiri, Russell, Cassirer, Hegel, Ricoeur, Laclau, Zizek, Vattimo, Gadamer, Nussbaum, Attali, Steiner, Zambrano, Elster, Jaeger, Husserl, Jasper, Camus, Sartre, Todorov, Echeverría, Paniker, Kant, Gilson, Berlin, Löwith, Buber, Lévinas, Marcel, Sloterdijk, y también Hawking, Capra, Wilber, Krishnamurti, y Homero, Cervantes, Paz y Borges, en las principales editoriales de habla hispana, Gedisa, Anagrama, Alianza, FCE, Siruela, Trotta, Sígueme, Tecnos, Destino, Salamandra, Taurus, Crítica, Ariel, Paidós, Herder, Katz, y tantas otras que solo entre viajes al exterior y una vida dedicada al pensamiento y la reflexión pueden reunir.

En lugar aparte, en varios tramos en la pared enfrentada a la biblioteca principal, sobre el sillón en que lee Eme, se encuentra todo Heidegger y Nietzsche. Dos de los autores que con más fruición lee una y otra vez, a los que se enfrenta, admira, discute, porque el filósofo que pasó ocho horas y media defendiendo en francés su tesis doctoral ante un jurado e incluso tutor, enfrentados a su ponencia en la Sorbona, no le teme a descubrir verdades hondas que sacuden el alma. Los libros de esta biblioteca que abro al azar están colmados de anotaciones, subrayados, tiene vírgulas, exclamaciones en casi todas sus páginas, yo no tengo una relación fetichista con los libros, pero sí les tengo afecto, perder algunos libros me ha dolido mucho, pero puedo regalarlos también, de hecho si no fuese así no cabríamos en este apartamento, pero al pasar los años, es esta la biblioteca por la que me he decantado, me dice Eme ya un poco cansado de este breve viaje por sus libros, los leídos, no los publicados, que ya suman más de una decena por cierto, y que tanto revuelo causa cuando arremete contra las ideas prefabricadas, acomodaticias, que en buena medida tienen a Occidente en crisis.

Un libro rayado

Veo un libro repetido de su querido Isaiah Berlin en la sección que le corresponde al autor, La raíces del romanticismo, en Taurus, editado por Henry Hardy, albacea literario del letonio. Tomo uno de ellos y está completamente rayado, anotaciones por doquier, subrayado con distintos colores, y entre muchas, en la página final Eme ha resaltado «los románticos fueron las personas que enfatizaron más rotundamente el carácter impredecible de toda acción humana», y se puede ver el día y año en que terminó de leer este libro que asegura le cambió la vida «terminado de leer el 2 de agosto de 2002». Hace doce años y esa línea podría advertir la noción con la que Emeterio ha maravillado y expuesto, a quienes han tenido la oportunidad de leerlo y escucharlo, el abismo de Occidente: «esa aterradora frontera en la que confluyen el arte, el lenguaje, el poder, la filosofía, la religión y la mística; esa ‘realidad’ que todavía no ha sido –o que no puede ser– constituida por la razón y que, por ello, se ubica más allá de todo lo que los humanos podemos entender.”

El otro ejemplar no tiene ninguna anotación. Lo toma, le escribe una dedicatoria y me lo regala con mucho cariño para Harrys. El mismo cariño con el que he fisgado en su biblioteca, que es como su memoria dispuesta en entrepaños, esperando para disipar, como Giambattista Bodoni, la niebla gris que sobre todos nosotros se ha interpuesto desde hace ya mucho tiempo, quizás desde que Eme terminó por leer el libro de Isaiah Berlin.

http://www.el-nacional.com/papel_literario/Fisgon-bibliotecas-biblioteca-Emeterio-Gomez_0_452354957.html

Los estados de las cosas


Tras el accidente del 25 de octubre de 2013 Emeterio Gómez se encuentra recuperándose en casa, aunque alejado temporalmente de las labores que lo caracterizan.

Sirva esta nota para dar un profundo agradecimiento al invalorable apoyo que hemos recibido de todas las personas que han colaborado a facilitar y acelerar la mejoría de nuestro padre, hermano, tío, abuelo, esposo.

Cualquier duda o aclaratoria no duden en escribirnos a gomezemeterio@gmail.com. Con mayor o menor premura trataremos de responder todos los mensajes.

La Familia


 

Descartes mata Platón


Un gran amigo, también economista, Miguel Aponte, me dice que le llegó la hora de la Filosofía; abre un Blog, http://www.economiapoliticaehucv.wordpress.compara discutir con la gente, incorpora unas notas suyas sobre Cornelius Castoriadis, «filósofo griego», quien sostiene la tesis archiconvencional de que «Platón ES la Filosofía» y me pide una crítica «tan dura como yo pueda», a ver qué es lo que yo tengo «en la bola»… Y aquí va mi primer lanzamiento, por todo el centro del plato.

Ciertamente es una vieja Leyenda Urbana que la Filosofía se reduce a Platón. Y hubo alguien, cuyo nombre no recuerdo, que afirmó que «Toda ella eran tan solo notas al pie de página de la obra del gran pensador griego». Posiciones extremas que algún remoto sentido tienen al exaltar la figura -sin duda grandiosa- del autor del Timeo, pero… «Posiciones Extremas» al fin y al cabo, erróneas y desorientadoras. Y no simplemente porque hubiesen otros filósofos que hicieron aportes esenciales, sino porque hay al menos dos de ellos -Descartes y Heidegger- que le dieron «Giros» cruciales al Pensamiento, querefundaron la Ontología al menos con la misma fuerza que la fundara inicialmente Platón. Amén de un tercero, David Hume, que no le dio a la Filosofía simplemente un «Giro», sino que le produjo un vuelco aparatoso que en rigor la destruyó, por mucho que haya logrado sobrevivir en una permanente Terapia Intensiva en estos 263 años que nos separan de él.

El primero de esos dos grandes refundadores, fue obviamente Descartes. Platón, Aristóteles y toda la Filosofía Griega habían supuesto que el Mundo ¡¡o las Ideas!! existían «en sí mismas» o «por sí mismas», independientemente del órgano o instrumento que las captaba, pensaba, percibía, sentía, intuía, imaginaba o conocía. Descartes implosionó esa concepción: Nada ES «en sí mismo», nada existe independientemente del órgano que lo capta. ¡¡Jamás podremos saber cómo son realmente las cosas, porque nunca podremos tener de ellas un conocimiento independiente del órgano o del instrumental con el cual las captamos!! No hay ruidos fuertes o estridentes «En sí mismos», si no los relacionamos con nuestra capacidad auditiva. Ese mismo ruido que parece suave, sería infernal e insoportable con que solo mi capacidad auditiva fuese 20 veces superior. Y lo mismo pasará con ese olorcito suavemente putrefacto que percibo. Platón y los 2.000 años de Filosofía que hasta Descartes nos habían dominado, estaban heridos de muerte.

Cosa que Rubén Blades, creo, puso de moda con aquello de que «Todo depende del color del cristal con que se mire». Sólo que en este caso, puedo quitar el cristal y descubrir el «verdadero» color de la cosa. En la realidad o para con ella, no podemos «quitar» nuestros sentidos y nuestros conceptos. Podemos cambiar de Enfoque pero no podemos no tener uno. Cosa que un gran filósofo empirista inglés, Berkeley, resumió en una frase que hace 40 años (en nuestra gratamente añorada y recordada USB) nos cambió la vida: «¡¡Ser es Ser percibido!!». Era el grandioso Giro Cartesiano que, en rigor, dejaba «en el aire» -casi como una pieza de museo- a toda la Filosofía Platónico-Aristotélica. Y se lo llamó Giro Cartesiano por analogía con el Giro Copernicano, que había invertido la visión errónea de la Astronomía Ptolomeica… ¡¡tan anticuada como la Filosofía Platónica!! Nada es «En sí mismo», sino en relación a la Conciencia y al complejísimo aparato perceptual con el cual «lo conocemos». Es decir, con el cual ¡¡jamás podremos conocerlo!!, sino tan solo versionarlo. De Heidegger y de Hume ya hablaremos. 

Publicado por Emeterio Gomez en El Universal (Venezuela) el domingo 27 de octubre de 2013.

Fracaso económico y Socialismo en Venezuela


(En nuestro artículo anterior comentamos unas declaraciones del Dr. Merentes, que bien vale la pena completar, por la gran importancia que tienen para el país. Y por mucho que el peso del susodicho en el manejo de la Política Económica del Gobierno haya disminuido considerablemente).

1.- El planteamiento del Problema.-  

En aquel breve inventario analizamos cómo el Socialismo –el verdadero Socialismo, el que destruye la Propiedad Privada, el que le sirve de antesala al Comunismo– no puede con lo económico. Y, ¿el de aquí qué puede exhibir?  En el terreno de lo macroeconómico los números hablan por sí solos: inflación crónica y ahora aguda, crecimiento lento y errático, desempleo encubierto, informalidad, pérdida de poder de compra generalizado, bolívar en «caída libre», déficit fiscal y de balanza de pagos con números fuera de control, endeudamiento masivo de la República y de Pdvsa, etc., etc. En el terreno de la producción la muestra es patente: en estos 15 años de Socialismo producimos menos e invertimos menos, comenzando con la destrucción productiva, agrícola e industrial, a la que nos ha llevado el Régimen. Entonces, pareciera que hay un denominador común en este reconocido fracaso, pero es lo que no se dice: el Modelo Socialista-Comunista lo lleva en sus «genes», porque no tiene viabilidad económica alguna. Si Ud., cree que con palabras, llamados a la confianza, arengas revolucionarias, Misiones a granel, altruismo y, sobre todo, el «Hombre Nuevo», va a lograr que algo se produzca, nos tememos que la gente va a pasar mucha hambre.

¿Serán capaces de reconocerlo y dar el «gran salto hacia adelante»1, como lo hicieron los chinos al entregarle la producción, las inversiones y el crecimiento al Capitalismo? No lo sabemos. No parece, a juzgar por esa conducta ambigua de, por un lado, acusar a los Empresarios Privados y, en general a la Oposición, de ser los actores de una «Guerra Económica» y, por el otro, de invitarlos a producir, a invertir y a compartir la construcción del Socialismo en Venezuela.

2.- El Capitalismo, el Mercado y, lo esencial: la Propiedad Privada y la Libertad Individual.-

El verdadero problema, no es sólo ni es tanto que el Socialismo-Comunismo sea absolutamente inviable, es que la Quiebra Radical, el desmoronamiento de la Unión Soviética –sin que nadie disparase un tiro, ni la atacase en lo más mínimo– más la conversión de China (que todavía se hace llamar Comunista) en un país capitalista… y, además, «Salvaje», todo ello está poniendo en evidencia no sólo que el Comunismo es radicalmente inviable, sino que la única Economía que ha demostrado su capacidad de funcionar es el Capitalismo.

Pero lo esencial es comprender que detrás del Capitalismo –como su sustento más profundo– está la Economía de Mercado, el libérrimo Juego de la Oferta y la Demanda, como instrumento insustituible para poner en contacto el Consumo con la Producción, es decir, la satisfacción de las necesidades humanas mediante su vínculo directo con la producción, sin interferencias, permisos, burocracia y reglas arbitrarias.

Pero, además, hay que comprender que detrás del Mercado, el Fundamento de éste y motor esencial de la Producción, de «Lo Económico», es la Propiedad Privada, el que cada quien sepa que sus esfuerzos, iniciativas, creatividad, capacidad de emprendimiento, etc., redundarán en su propio beneficio, en el de su familia, en el de sus seres más queridos y, en general, en el de toda la sociedad.

Pero la cosa no termina allí, porque todavía queda por comprender lo más importante, lo esencial: que detrás de la Propiedad Privada, su sustento más profundo y el fundamento último de la abrumadora superioridad de la Civilización Occidental sobre el Comunismo –el Colectivismo, el Feudalismo y todas las otras formas de Organización Económico-Social– es la Libertad Individual, la más absoluta certeza de que es el Ser Humano el que puede, el único que puede, decidir su destino y establecer a qué quiere dedicar su vida. Es la Libertad Individual (conectada, por supuesto, con las nociones de Democracia, Estado de Derecho, Derechos Sociales y Humanos, Libertad de Expresión, Libertad Absoluta de Cultos y de Creencias, Libertad Plena para las definiciones sexuales, etc. etc.); es esa Libertad Individual Radical, la que garantiza el mejor funcionamiento de Lo Económico, Lo Social, Lo Jurídico, Lo Político… y lo Ético.

Detrás de todo ello, como Fundamento Penúltimo de Lo Humano, está nuestra Dimensión Moral, la Esfera en la que la que se constituye Lo Espiritual, es decir, la Dimensión Última de nuestro Ser: Lo Humano, como contrapartida deLo Natural. Lejos están el Socialismo, el Comunismo o el Colectivismo de reconocer ese «pequeño» detalle de la existencia humana. He allí, precisamente, la raíz de sus continuados fracasos.

 1 Sabemos que esa frase la usó Mao con otros fines, pero nos sirve para nuestro propósito.

 

Publicado por Emeterio Gomez y Maxim Ross el jueves 24 de octubre de 2013 en El Universal (Venezuela)

Nihilismo, Existencialismo y Cía.


El nombre completo de este artículo debió ser: «El Relativismo Moral de Hume, el Nihilismo de Nietzsche, el Tautologicismo de Wittgenstein, el Existencialismo de Heidegger, el Ser la Nada de Sartre, el lamentable Pragmatismo de Rorty y, finalmente, la crisis póstuma de la Filosofía en las inmensas estafas del Neopositivismo, el Empirismo Lógico y la Filosofía del Lenguaje. Todo ello como muestras drásticas de la Quiebra, Muerte, Crisis o Debacle de la Filosofía». Pero si hubiésemos puesto ese extensísimo título, obviamente, la Lógica, la Filosofía y el Ser Aristotélico se habrían reivindicado un poco, porque habría sido evidente que un título así era absurdo, ilógico o, más aún, ridículo. Es decir, que ¡¡»La Verdad» -o, al menos algunas verdades- existen!! Que hay cosas que, sencillamente, no pueden ser o que tienen que ser de una manera y no de otra… por muy desprestigiadas o muertas que estén la Filosofía, la Razón y la noción griega del Ser.

Y, sin embargo, por mucho que la Lógica, el Pensamiento Racional, la Filosofía, la Verdad y la Noción Aristotélica del Ser, puedan ser reivindicadas; por más que necesitemos seguir pensando, seguir intentado captar la Realidad y el Mundo, por mucho que tengamos que aferrarnos a la posibilidad de que existaLa Verdad, debemos aceptar ineludiblemente que, al menos en el Terreno de la Ética -de lejos el más importante de todos- «cada quien tiene Su Verdad», «cada cabeza es un mundo». Es decir, que -por más que pataleemos– la Filosofía se nos murió. Si no como «Amor a la Sabiduría», porque podemos seguir masturbándonos con ese Amor, al menos sí como Conocimiento fundamental y último en el qué sustentarnos.

Que es un poco la minitragedia que recientemente vivimos a raíz de un Taller de Crecimiento Personal que vamos a dictar, a instancias de un amigo, veterano del Coaching. Con una pregunta y una petición suya por delante: «¿Crees tú que tiene sentido dictar talleres de Crecimiento Personal, cuando tú mismo andas difundiendo la idea de que la Filosofía quebró, que se nos murió, que vive una profunda debacle, es decir, ¡¡que no tenemos absolutamente ninguna Base Conceptual en la qué fundarnos para poder siquiera mencionar el Crecimiento Personal!!? ¿Cómo hablarle a la gente de Ética, «Persona» o Ser Humano, de «Qué es Lo Humano en ti» -y, mas aún, de la posibilidad de desarrollar Lo Espiritual en nosotros- si David Hume, hace 263 años, en 1750 (en su «Is-Ought Passage», el Pasaje del Ser y el Deber Ser) mostró ¡¡que la Ética no existe!! que de ningún Ser se puede deducir ningún Deber Ser, o sea, que estamos «en el aire», que la Moral es un doloroso y audaz autoengaño que desde Platón la Filosofía nos montó?

¿Cómo ayudar al Ser Humano a Crecer en lo Personal, si Nietzsche con su Nihilismo mostró que nuestro único sustento espiritual es… ¡¡La Nada!!? ¿Cómo, si Wittgenstein dijo que «Todas las proposiciones lógicas son tautológicas», o sea, que la Razón -igual que la Ética- es otra coba que nos han montado? Y, cómo, lo esencial, si Heidegger nos mostró la ruda fuerza del Existencialismo, esto es, ¡¡que el «Ser» Humano no tiene ningún Ser!! Porque a cada instante de su Existencia ese Ser se replantea a sí mismo. ¿Cómo, si Rorty intentó vendernos las inconsistencias del Pragmatismo? Y si, finalmente, Sartre, con el puro título de su obra básica –El Ser y la Nada– puso a Nietzsche a aplastar a Aristóteles. El curso, sobre este tema empieza este martes a las 6 p.m. Y mi más cariñoso Cumpleaño Feliz para Ana Basilia Morante, quien hoy completa sus primeros 100 añitos. 

Publicado por Emeterio en El Universal el domingo 20 de octubre de 2013.

¿Fracaso Económico y Éxito Social?


Unas declaraciones del ministro Merentes han sido ampliamente debatidas. En ellas, él le confesó a José Vicente Rangel, que reconocía que el Gobierno había tenido éxitos en la Esfera Social, pero no en el Terreno Económico; inclusive de manera implícita señalaba que, habiendo ganado 17 de 18 elecciones, no cabe duda tampoco de su éxito Político. Creemos que -por esa separación tan artificial entre Lo Social y Lo Económico- bien vale la pena comentar las dos primeras afirmaciones. Dejamos para otro momento la discusión acerca del presunto éxito político.

1.- Lo Económico y Lo Social

Obviamente la afirmación parte de un error básico: esa diferencia artificial entre Lo Social y Lo Económico, que ha construido la izquierda, como si una cosa no tuviera que ver con la otra, como si Lo Económico no fuese el sustento ineludible de Lo Social, como si fueran esferas independientes. Todo ello, sin tener una clara conciencia de que ambas nociones no son sino las dos caras de una misma moneda; sin percatarse de que es imposible tener éxito en el plano Social si se está fracasando en el terreno de Lo Económico. Y, precisamente, por eso es que el Gobierno muestra un evidente fracaso en ese terreno. Porque si Ud. cree, por ejemplo, que la inflación es un problema Económico y no Social está profundamente equivocado; pero si cree que subsidiarle la comida a la gente es un problema social, pero no económico, es obvio que la equivocación es aún más profunda.

El asunto es que la Economía es la ciencia que se ocupa del Bienestar, es decir, es el aparato instrumental creado por los seres humanos para tratar de satisfacerle las necesidades materiales a la gente y, si bien no reúne todas las condiciones de lo ideal y lo perfecto, es la única disciplina que se ocupa del tema. La medicina, la física o la geología se encargan de otras cosas, pero no del Bienestar, por mucho que pueden aportar ideas colaterales o complementarias.

Lo que queremos decir es que, en realidad, no hay -¡ni puede haber!- separación alguna entre Lo Social y Lo Económico. Lo que, en nuestra opinión, importa discutir es, ¿en qué medida, la Economía logra resolver o no el problema social del Bienestar? Y éste es el debate que se ha desarrollado a todo lo largo de la existencia de nuestra querida disciplina, desde Adam Smith y David Ricardo hasta nuestros días 1.

Un simplísimo ejemplo, específico de Venezuela, puede dejar muy claro el asunto: cuando le trasladaron las reservas del BCV al Fonden no se dieron cuenta de que estaban creando un severo problema social, porque la reducción de aquellas, que ha puesto a la economía en el «jaque de la escasez», produjo una continua devaluación del bolívar, cuyo impacto en el salario real es negativo. Si el bolívar mantuviera su fortaleza y no se hubiese devaluado, el efecto positivo de bienestar social sería innegable. Ahora, cuando Ud. cree que eso lo puede resolver con una «política social» de aumentos continuos del salario mínimo, de nuevo está equivocado porque la repercusión económica es inevitable. En conclusión: no es separable una cosa de la otra y mientras sigan con esa pueril creencia no van a tener ni éxitos económicos, ni sociales. Pero hay algo que ayuda a poner el tema en su sitio o las cosas en su lugar.

2.- El Comunismo es un Sinsentido Absoluto en lo Económico… y en todo los demás

No estamos muy seguros de que haya tenido éxitos políticos, pero lo que sí es seguro es que el éxito económico no aparece por ningún lado. Es verdad que es muy bonito eso de «producir lo que consume el venezolano», el problema es ¿cómo se logra? Porque si esa frase se soporta en aquella otra del Socialismo en su tránsito al Comunismo: «De cada quien según sus capacidades a cada quien según sus necesidades», la experiencia nos dice que ningún país que lo experimentó se anotó éxito alguno… ¡¡salvo aquellos casos que en los que se apeló al Capitalismo!! La Unión Soviética, por ejemplo, terminó con infinitas colas de gente, increíblemente similares a las que le rogaban al Zar Nicolás por «una hogaza de pan». En 1989, cuando se derrumba el sistema y Gorbachov clama por el «Glasnost» (la apertura política) y la «Perestroika» (la apertura económica) el programa soviético desnudó su inmenso fracaso económico… ¡y social!

El otro caso emblemático, pero ya demasiado conocido y trabajado es el de la China, con aquello de «Un sistema, dos economías», donde sólo hay que decir que al Socialismo lo salva el Capitalismo, que La Economía se le entrega al Capitalismo y éste la resuelve satisfactoriamente: con producción, inversiones, crecimiento económico, empleo, mejores salarios y una sustancial reducción de la pobreza, sin Misiones, subsidios, Mercales, etc. Ejemplos hay de sobra, pero con este de China basta.

1) Obviamente no podemos entrar de lleno en ese debate en estas notas, aunque lo cierto es que éste sigue en pie.

Publicado por Emeterio junto con Maxim Ross en El Universal el domingo 17 de octubre de 2013.

Un libro-clave de Isabel Pereira


Se llama La Quiebra Moral de un País (Artesano Edit.) y tiene un subtítulo que -él sólo- ya refleja la nobleza y el temple de la autora: Hacia un nuevo Contrato Social (al cual, tal vez, quién sabe, a lo mejor, debió habérsele agregado… «en Venezuela»).

Y le agradezco a «Isa», no sólo por el libro sino, además, por el título y aun por el subtítulo. Porque pone el énfasis en la dimensión clave: la Moral, la necesidad de asumir ésta como la médula de todo lo que hoy está planteado para Venezuela… y para la Humanidad; ¡¡que no es la Economía, ni la Política, la Gerencia, el Emprendimiento o la Responsabilidad Social de la Empresa, sino la Ética y la Responsabilidad Moral del Capital!! La necesidad de asumir las inescrutables nociones de Lo Humano y Lo Espiritual, como el problema esencial de La Política.

Ojalá que nuestros valiosos líderes (aunque sea sólo uno… ¡¡o una!!) logren romper esta terrible abulia, fastidio o sensación de carencia absoluta de ideas o de Discurso que nuestra Oposición genera. Duele muchísimo, pero hay que decirlo, aunque sea con el alma en pena, casi como un autosuicidio: nuestra Dirigencia Opositora no tiene una sola idea que pudiera permitirnos pensar (un poquitico aunque sea, una pizquita al menos) en un Nuevo Contrato Social que sustituya al de 1958, una visión del Estado y de la Sociedad capaz de relevar a la de Rómulo Betancourt.

Aunque, para ser honestos, hay que reconocerle a María Corina Machado que lanzó una idea nueva, una poderosa idea nueva, hace ya tiempo: atreverse a asumir al Capitalismo. Aunque lamentablemente, al parecer, ¡¡allí se quedó!! Porque en todo el tiempo transcurrido desde entonces, ella pudo haber desarrollado completa una Propuesta de Sociedad centrada en la Ética o Moral. Equipos y más equipos trabajando intensamente para producir ese Proyecto de País: en economía, política, ética, derecho, gerencia, problemas sociales, Welfare State, Derechos Humanos, etc. Todo alrededor de un inmenso debate sobre la Espiritualidad.

Algo que ni Capriles, ni Borges, ni ningún otro líder, ni tal vez la propia María Corina (¡¡es increíble Dios Mío!!) se plantean para nada. Porque si se lo están planteando sería un secreto muy bien guardado. Ni Borges ni Capriles, me atrevo a decirlo sólo porque estoy al borde de una profunda depresión (y ellos tendrán que disculparme gracias a mi depresión, ¡¡por piedad!!), ni Borges, ni Capriles, ni Briquet, ni Ismael García o Gerardo Blyde, tienen una sola idea que les permita plantear un Nuevo Modelo de Sociedad o de Contrato Social. Ojalá que el libro de Isabel sea el Punto de Partida, la inspiración o el numenpara iniciar el inmenso proceso de reflexión que se requiere para sustituir, por fin, al país betancuriano de 1958-88.

A manera de posdata, lo resumo todo en un breve párrafo mío (de hace ya casi un año) que Isabel incluyó en su libro, cosa que -amén del Epílogo- le agradezco: «De lo que se trata, en lo esencial, es de UN liderazgo que asuma como eje central de su Propuesta, la meta que hoy está planteada para Venezuela, para América Latina… ¡¡y para la Humanidad!! La incorporación de la Ética o Moral como eje central de cualquier propuesta Económica… Pero, por encima de todo, lo que hoy está planteado es la fusión entre la Ética y la Política. Lo que necesitamos YA es un Líder que logre conectar esas dos dimensiones: una tarea que el grueso de nuestra dirigencia no se plantea en lo más mínimo». (Y huelga decir, por supuesto, que Isabel nada tiene que ver con mis opiniones políticas irrespetuosas, volcadas en este artículo).

Publicado en El Universal el domingo 13 de octubre de 2013.

Cedice, Mercado, Mises y Hayek


Hacen ya 35 años, en 1978, asumí radicalmente la defensa del Mercado y del Liberalismo Económico -por aquel entonces, satanizado como «Neoliberalismo». Huía yo despavorido del Marxismo, de su bobísima Teoría del Valor Trabajo, del Socialismo-Comunismo y de cualquier cosa que oliese a Izquierda. Cedice, el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico, nació en 1984 y allí encontré un refugio para defender las cruciales nociones de Libertad Individual Radical, Libre Juego de la Oferta y la Demanda, Intervención Mínima del Estado en la Economía, etc. Pero, sobre todo, lo más importante: la vigencia (por parcial que fuese) de la Mano Invisible del Mercado, la posibilidad de que éste genere un Automatismo Mínimo para el mejor manejo de la Economía y la Sociedad.

Ojalá que el cumpleaños número 30 de Cedice abra la posibilidad de relanzar un debate sobre el Mercado, su Mano Invisible y la intervención económica estatal mínima. Un Debate que nos está haciendo mucha falta… a Venezuela, ¡¡pero sobre todo a los Liberales!! Sugiero al respecto, entre muchos otros, seis (6) temas claves, que debería abordar esa Discusión:

1) Antes que nada, la crucial importancia de la inclusión de la Ética, en el núcleo mismo del Mercado. Lo cual implica obviamente una revisión a fondo de la propia Noción de Ética, de la forma -generalmente primitiva- en que la entendemos.

2) En estrechísima relación con ello: la mayor o menor profundidad que le asignemos a la Animalidad -esto es, a nuestros propios instintos: Egoísmo, Mezquindad y Barbarie- en la constitución de Lo Humano. Cosa que, por supuesto, nos llevaría de lleno a una discusión previa acerca de cómo asumimos Lo Humano.

3) El muy bien llamado (en lugar de «mal llamado») Darwinismo Social, esto es, la insana y absurda manía de aplicarle a la Sociedad y a Lo Espiritual, la horrenda noción de la «Supervivencia de los mas aptos».

4) La justificación y la profundidad que deba alcanzar el Welfare State, el Estado del bienestar, a favor de los más pobres. Esto es, la manera específica de enfrentar la Exclusión Social. Es decir, la ingenua esperanza de que el Mercado pueda resolver ese problema.

5) Tema ese que se relaciona con lo que tal vez sea la síntesis de toda la discusión sobre el Liberalismo: definir una posición clara (a favor o en contra) de la Socialdemocracia y el Socialcristianismo, como movimientos políticos.

6) Cuestión ésta que se conecta a su vez con una pregunta que, de nuevo, lo resume todo: ¿cuánta vigencia tiene hoy el Liberalismo Clásico? ¿Cuánto sobrevive de la Escuela Austríaca de Economía? O, con nombres y apellidos: ¿cuánta valía tienen hoy Popper, Von Mises o Von Hayek?

O sea, resumiendo: ¿tendrá sentido hoy aquella vieja polémica entre las dos grandes Escuelas de Pensamiento Liberal -a cuya batalla campal tuve la suerte de asistir: la confrontación entre Hayek y Friedman, en los ochenta; aquél, planteando la insensata eliminación de los Bancos Centrales y Friedman denunciando ese absurdo. ¡¡Porque carece de sentido prescindir (hoy o hace 30 años) de un manejo estatal firme -y, por supuesto, consciente- de la Oferta Monetaria!! Cuestión ésta que se conecta con otra, igualmente crucial: la necesidad de que el Capital asuma la Responsabilidad Social de la Empresa y, más aún, su Responsabilidad Moral. Es decir, la posibilidad de optar por unCapitalismo Solidario; la necesidad (ética) de asumir que la Empresa está en deuda con la Sociedad; superar o trascender el endeble argumento según el cual aquélla cubre dichas Responsabilidades generando Empleo y Riqueza.

Publicado en El Universal el domingo 6 de octubre de 2013.

Parménides, Shakespeare y Heidegger


Y falta Heráclito, para completar el cuarteto, pero no cabe en el título. Tres filósofos y un dramaturgo que sintetizan la tragedia de la Civilización Occidental a la hora de dilucidar su problema intelectual o espiritual básico: ¿Qué somos? ¿Cómo se define Lo Humano? Una pregunta que requirió 2.500 años ¡¡para NO ser respondida!! Para que Heidegger llegara al final del camino a la misma respuesta que Heráclito había dado al inicio del mismo: ¡¡que somos tan sólo una «Posibilidad de Ser», esto es, una Nada!! Una respuesta a la que el Budismo, el Taoísmo y, en general, la Espiritualidad Oriental -igual que Heráclito- ya le habían llegado hace 25 siglos.

Porque Parménides y Shakespeare se dejaron entrampar por la Noción de Ser. Que el Ser ES y el No Ser NO ES, dijo Parménides, embarcando a Occidente en ese inmenso error, en el apego a lo que ES de manera definida, finita, permanente y estable. Una Noción que algún sentido tiene cuando atañe a la Naturaleza; que en algo ayuda a captar el Ser de las cosas mundanas, el de todos los entes que no son nuestro Espíritu. Un codo o un tobillo, sin la menor duda, o son o no son, para ellos no caben las indefiniciones. Y allí apareció el buenazo de Shakespeare para reforzar esa idea errónea. Y Hamlet, creo, el héroe shakesperiano por excelencia, planteó su famosa disyuntiva: «To be or not to be, that is the question»; Ser o No Ser, esa es la cuestión esencial. Y Occidente se quedó anclado en esa tontería. Una «Verdad» que es verdad para la Naturaleza, pero que nada tiene que ver con el Espíritu. Porque éste ¡¡puede Ser y No Ser al mismo tiempo!! Porque un Ser Humano que tenga definido su Ser, o sea, que sepa lo que él ES, es tan solo un pobre Ser Humano.

Frente a Parménides y Shakespeare, Heidegger vino para, por fin, dar en el clavo. Para decir que el «Ser» de los Humanos, es decir, el «Ser» del Espíritu, es tan solo una «Posibilidad de Ser», esto es, que nosotros no tenemos ningún Ser definido, que podemos cambiar nuestras convicciones más profundas -y, sobre todo, nuestros Valores Morales-, en cuestión de segundos, en un instante o, mejor dicho, a cada instante. Y Heidegger acuñó la poderosísima noción delDasein, el «Ser-Ahí», el ser en el instante ¡¡a cada instante!! Porque a cada segundo que vivimos podemos cambiar el sentido mas hondo de nuestro Ser. Y -contemporáneo con Heidegger- el poeta español, Antonio Machado, lo expresó en palabras mucho mas hermosas y accesibles: «Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Al pasar se hace camino y al volver la vista atrás, vemos la senda que jamás hemos de volver a pisar».

De manera increíble, exactamente lo mismo que Heráclito dijo hace 2.500 años: ¡¡que «nadie se baña dos veces en el mismo río»!! Porque, por ser casi como el Espíritu, un puro fluir, el río en el que me estoy bañando ya no es el mismo en el que hace un rato me sumergí, esas aguas ya van muy lejos. Exactamente lo mismo que ocurre con el Ser de los Humanos, esto es, con su Espíritu: que es un fluir mucho más profundo ¡¡y mucho más fluyente!!, que el Ser del río. Entre otras cosas, porque el río no puede influir sobre su Ser; que en su caso es un Ser fluyente… pero inconsciente. Nosotros los humanos, por el contrario, si podemos influir conscientemente sobre nuestro Ser, si podemos pasar de egoístas y «ratas peludas» a solidarios y piadosos, en cuanto lo decidamos. Que es la manera más poderosa de ser fluyentes, de no poder bañarse dos veces en el mismo río: el poder influir sobre lo que somos. 

Publicado en El Universal (Venezuela) el domingo 29 de septiembre de 2013.

Los pájaros se van con la muerte


Una magnífica película de Thaelman Urgelles y una buena oportunidad -en mi caso particular- para reflexionar sobre lo que podríamos llamar laEspiritualidad Primitiva. Cosa que agradezco a mi viejo amigo; con el recuerdo permanente del hermoso esfuerzo que hace 20 años hicimos juntos en Catia. ¡¡Y mis saludos para la gente de Procatia!! Una Espiritualidad Primitiva muy distinta de la que se practica en las grandes Religiones -entre el Cristianismo-; una que se centra en lo que podríamos llamar Deidades Secundarias, menores, regionales o locales. En este caso, el culto a María Lionza.

Viendo la película de Thaelman y reflexionando sobre lo importante que se ha tornado para mí la meditación sobre la Dimensión Espiritual de lo Humano y sobre la conexión de todo ello con el Cristianismo, es imposible no aterrizar en una pregunta acuciante: ¿Es en realidad tan abismal la diferencia entre esta Espiritualidad Primitiva -y local- y la Espiritualidad Cristiana, sin duda mucho más culta, refinada y profunda; y, sobre todo, de carácter mundial, practicada por cientos de millones de personas? Y, para ir más al meollo del asunto: ¿Cuán inmensamente lejos está el Culto a María Lionza de los enfoques filosóficos, místicos y aun académicos con los que el Catolicismo se conecta? ¿Cuán lejos están las creencias de Sorte de poder asumir las fertilísimas discusiones que el Cristianismo se planteó a todo lo largo de la Edad Media (época de un Oscurantismo lamentable) acerca de la comprensión de Lo Humano?

Un deseo de profundizar en el asunto que tal vez podría reforzarse con una aguda e impactante declaración que Thaelman dio a la prensa en estos días: «Quise hacer una película diferente y mostrar que los grandes conflictos personales no ocurren sólo de la clase media para arriba». Un inteligente llamado de atención para quienes como yo se plantean el problema espiritual en términos miopemente individuales; sin ese interesante ribete «clasista» que Thaelman asoma y, sobre todo, que aborda de manera profunda en su película: Una cosa es el problema de la Espiritualidad para un cuasiintelectual de clase media, cómodamente instalado en el Este de la ciudad ¡¡y otra, abismalmente distinta, es ese mismo problema para una mujer casi analfabeta, inculta y elemental, empeñada en castrarle a su hija el deseo de estudiar (en una angustiosa escena, la chamita le dice a la madre que quiere hacerlo y ésta le contesta que «¿para qué?»).

Una cosa es el problema de la Espiritualidad, la Ética y los Valores ¡¡cuando se está en contacto con los 3.000 años que Occidente tiene en su haber, con toda la Filosofía Griega, la Escolástica Medieval, la Modernidad Cartesiana y el Nihilismo Nietzscheano, entre pecho y espalda!! y otra muy distinta es esa misma Espiritualidad, Ética y Valores, en una barriada pobre, con la presión o el recuerdo permanente de una bestia -el esposo- que pasaba en cuestión de segundos de la golpiza más brutal a la violación más grotesca.

Ojalá Thaelman se anime a hacerle un seguimiento, anexo o posdata a su película: tal vez un cortometraje sobre lo que podría ser la Profundización en la Espiritualidad de esta extraordinaria mujer, muy pobre y primitiva, viviendo en la miseria. Buena parte del éxito de dicho trabajo ya estaría garantizado por las extraordinarias actuaciones de Carlota Sosa y de todos los otros actores y actrices de la película. Gracias a Edilio Peña, por la versión original para el teatro. … Y, por supuesto, a Malena Roncayolo. ¡¡Ah… y lo más importante, no dejes de ver la película!! 

 

Publicado el domingo 22 de septiembre de 2013 en El Universal (Venezuela)